El ser humano es capaz de adaptarse a circunstancias muy diversas.Todo
organismo vive y se desarrolla en un medio ambiente concreto. Cada especie
tiene su propio medio ambiente y vive adaptado a él. Los seres humanos, como
cualquier otro ser vivo, tenemos también nuestro propio medio ambiente y a lo
largo de millones de años de evolución hemos realizado un gran esfuerzo de
adaptación a nuestro entorno. Durante siglos se pensó que las especies eran
inmutables y que fueron creadas tal como se presentan en la actualidad. Hoy
conocemos bien la teoría sobre la evolución de las especies y a su luz se da
una explicación lógica, coherente y científica sobre la evolución de nuestra
especie. Las características morfológicas, anatómicas, fisiológicas que
presentan las diferentes especies están íntimamente relacionadas con el medio
donde viven, con el tipo de vida que llevan y con las otras especies con las
que se relacionan.
La evolución biológica de las especies presenta un carácter progresivo
claro a lo largo de los millones de años de evolución de la vida. Por otra
parte, en las estructuras encefálicas de algunas especies se produce un aumento
gradual de la capacidad para recibir y procesar información, a medida que vamos
avanzando en la escala evolutiva. Este progreso da lugar en los primates
superiores a unas cualidades psíquicas muy destacables; concretamente en el
género Homo se manifiesta una espectacular discontinuidad psíquica en relación
con sus predecesores, manifestada por la aparición de la conciencia reflexiva y
la capacidad de razonamiento. Ello posibilita una “novedosa” forma de
adaptación al medio hasta entonces desconocida.
El ser humano al nacer es el ser peor dotado del conjunto de los seres
de la tierra; pero cuando alcanza su desarrollo es el más poderoso de todos
ellos. El hombre ha logrado sobrevivir mejorando las respuestas a las
condiciones del medio donde vive. El hombre acciona y reacciona frente al mundo
exterior, le arranca la subsistencia y evita sus peligros gracias al “equipo”
de que dispone. Así como los animales nacen con su propio equipo, que forma
parte de su cuerpo (el conejo tiene patas para cavar, el león zarpas y dientes
para desgarrar la presa, el castor incisivos para cortar los árboles), el
hombre tiene muy pocos accesorios de esta clase e incluso los que tenía los ha
ido perdiendo a lo largo de la evolución biológica. Algunos hombres primitivos
tuvieron incisivos salientes incrustados en sólidas mandíbulas o unos brazos
largos y fuertes que constituían sus únicas armas para defenderse frente al
medio. Sin embargo, en el hombre moderno estos elementos han perdido
importancia y han sido substituidos por accesorios extra corporales que usan y
abandonan a su voluntad: fabrican picos y palas para cavar, hachas para cortar
madera, armas para cazar y matar animales, casas de madera, piedra o ladrillo
para guarecerse de la intemperie. La vida social y el lenguaje posibilitaron la
colaboración, la puesta en común de los descubrimientos individuales y la
transmisión de los conocimientos adquiridos de una generación a otra. Todo ello
contribuyó al desarrollo del cerebro y la inteligencia.
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